
Prólogo Volumen II
El Volumen II, titulado Los ciclos en la historia argentina, contiene cinco capítulos a través de los cuales se penetra en la historia del país explorando los acontecimientos más relevantes de naturaleza institucional, económica, política y social que sucedieron al interior de cada uno: el capítulo VII tratará sobre el I Ciclo, comprendido entre los años 1810 y 1853/60; el capítulo VIII permitirá reflexionar sobre el II Ciclo destacando la significación de los acontecimientos más relevantes que sucedieron entre 1860/62 y 1912/16; el capítulo IX, estudiará con detenimiento la trascendencia histórica de los hechos que dominaron el escenario temporal del III Ciclo transcurrido entre 1916 y 1955; el capítulo X analizará los principales hechos sociales que acontecieron durante los años del IV Ciclo que comenzó en 1955 con la caída del II gobierno de Perón y finalizó con la crisis de diciembre del 2001. El capítulo XI focalizará la significación política, institucional económica y social del V Ciclo iniciado a comienzos del 2002 y concluido recientemente hacia fines de diciembre del 2015.
El análisis histórico revela que, en promedio, la extensión de cada uno de los cuatro primeros ciclos fue, aproximadamente, de 40-55 años posibilitando, tan solo, la participación de dos generaciones en cada uno. Dentro de tales períodos, la población experimentó una sucesión de mini etapas desordenadas de crecimiento, auge, estabilidad, tensiones, declinación y crisis antes de volver a comenzar un nuevo ciclo vital poniendo en evidencia el alto grado de volatilidad que siempre caracterizó el desarrollo social argentino. La escasa duración de los ciclos históricos en el país tornó más difícil y confuso el proceso de acumular, decantar y trasmitir conocimientos y experiencias que solo el tiempo logra realizarlo con sabiduría mediante sus mecanismos de superposición y transferencia generacional.
Por razones que más adelante se explican, el V Ciclo fue el más breve de la historia argentina: condensó en su tiempo, antes que las virtudes de los mejores gobernantes del pasado, un muestrario de los ejemplos más notables de corrupción, ambiciones, alucinaciones, errores, caprichos, soberbia, transgresiones, mentiras y frustraciones que registra la historia política argentina. Por la fuerza de sus contradicciones económicas e institucionales, pareciera ser que dentro de los dos años del Gobierno del Dr. Duhalde y los 12 años del Gobierno de la Familia Kirchner se fusionaron al interior de este Ciclo todas las energías negativas necesarias para detonar el fin de la larga etapa histórica de degradación y decadencia que cinceló el destino argentino. De verificarse esta presunción, el cambio de gobierno de finales del 2015 podrá representar la histórica oportunidad para que la sociedad argentina potenciara su decisión de participar activamente en la recuperación del país y en la construcción de un futuro mejor para todos.
Por las tramas que a diario conformaron el tejido del presente, se verificó que la duración del V Ciclo solo pudo extenderse por 14 años. La gran incógnita que solo el tiempo podrá develar surge al preguntar si en los pocos años de su traumática y corta existencia la sociedad argentina asistió realmente a los últimos extertores de su Cultura de Poder Tradicional Conservadora. Desde otra perspectiva cabría preguntar si en el transcurso de estos traumáticos 14 años pudieron ya haber ya madurado las fuerzas socio-culturales necesarias para sembrar los genes de una nueva Cultura del Poder destinada a reorganizar institucionalmente el Estado a partir de la cristalización del Poder Social como base de Soberanía y Poder. De verificarse tales circunstancias, la sociedad argentina habría iniciado, a partir del 2016, los caminos de su reconstrucción integral dando inicio a su Sexto Ciclo Histórico dentro del cual sus Gobernantes asumirán realmente el compromiso de servir a la sociedad para potenciar la reconstrucción del país y consolidar su progreso y equidad desactivando, diluyendo o destruyendo los genes que históricamente nutrieron la Tradicional Cultura de Poder Conservadora que impulsó en el curso del último medio siglo la involución y degradación del país.
Esta obra interpreta que al agravarse la degradación económica del país y multiplicarse los sectores de la población que no lograron atender sus requerimientos vitales, ya se crearon las condiciones necesarias para que el súbito despertar de la conciencia crítica en las grandes mayorías detonara en las urnas la decisión de poner un punto final al Quinto Ciclo. Este hecho trascedente no sobrevino sobre el vacío institucional. Aconteció sobre las cenizas del Estado Liberal que, habiendo alumbrado con la Constitución de 1853-60 la organización institucional del país y sustentado sus primeros 70 años de esplendor y progreso, ya perdió su legitimidad social y su capacidad de servir como faro permanente para orientar el progreso y bienestar de toda la sociedad argentina.
Un nuevo Estado de Responsabilidad Social solo podrá ser cincelado por las manos de un Gobierno democrático surgido del voto consciente y mayoritario de una ciudadanía decidida a escribir en el libro de la historia los contenidos de la próxima Reforma Constitucional registrando, por vez primera, que las instituciones del Estado argentino y sus Gobernantes tendrán en el futuro la obligación y el supremo honor de servir al pueblo argentino, en vez de transformarse en representantes y defensores de otros intereses culturales y materiales funcionales al Poder Económico, interno e internacional.
En razón de la amplia disponibilidad de valiosos estudios existentes sobre historia argentina, los capítulos relativos a cada uno de los Ciclos que integran el Volumen II se limitaron, tan solo, a presentar una muy apretada síntesis interpretativa sobre su real significación y trascendencia destacando, en especial, los principales sucesos políticos, económicos e institucionales que, a criterio del autor, acontecieron en cada tiempo histórico marcando mutaciones importantes en las relaciones sociales y en la dinámica del Poder.
Los criterios utilizados tanto para caracterizar el espíritu de cada ciclo como para detectar e interpretar los hechos sociales más sobresalientes fueron eminentemente de naturaleza política[1] y quedaron enmarcados bajo la exclusiva responsabilidad del autor al reflejar, naturalmente, nada más que su visión y valoración personal. Los textos escritos nunca pretendieron constituirse en verdades absolutas. Otros autores, siguiendo sus propias convicciones y al influjo de valoraciones inherentes a la cultura dominante en su propio espacio-tiempo, escribieron páginas memorables seleccionando, describiendo y valorando otros hechos acontecidos en el devenir de la historia argentina.
Resta mencionar que al final de cada capítulo del Volumen II, utilizando la información disponible, se presentan estimaciones cuantitativas para dimensionar los impactos que las políticas públicas dominantes en cada ciclo produjeron sobre la dinámica del crecimiento económico y el bienestar de los diferentes sectores sociales.
[1]Aunque en la redacción de los capítulos relativos a cada uno de los ciclos históricos se expresa la interpretación personal del autor se insertan, como homenaje y reconocimiento, en carácter complementario, reflexiones e interpretaciones escritas por aquellos historiadores, investigadores, intelectuales que preservan su jerarquía como grandes maestros de la historia argentina.