
Prólogo Volumen III
El Volumen III contiene cinco capítulos y se titula “Claves para una interpretación del subdesarrollo argentino”. Presenta, en su capítulo XII, el análisis integral de los cinco ciclos analizados en el Volumen II identificando tanto los mecanismos que posibilitaron su eslabonamiento como también los significativos cambios que a través del tiempo ocurrieron en la naturaleza y conductas de los actores sociales que integraron la matriz original de poder. El capítulo XIII profundiza el análisis histórico-político de los ciclos históricos en procura de desentrañar, en lenguaje gráfico y cuantitativo, las tendencias de largo plazo que impulsaron su mecánica de articulación temporal. Este análisis se concentra en la dinámica de un conjunto crítico de variables económicas y sociales y concluye afirmando que desde mediados del siglo XIX la gobernabilidad del sistema político argentino se sustentó en la continuidad y fortaleza de una clase dominante que supo preservar el núcleo duro de sus intereses materiales y mantener su hegemonía política-ideológica sobre gobiernos y sociedad. Tales condicionantes, si bien impulsaron etapas de reconocido progreso económico y esplendor cultural entre 1860 y el comienzo de la primera guerra mundial no pudieron eliminar las profundas grietas de diferenciación social y regional que, desde los albores de la nacionalidad, marcaron el destino de la sociedad argentina.
El Volumen III destaca que entre la primera guerra mundial y 1955 se sucedieron en el país tres importantes Programas de Gobierno destinados a reducir la hegemonía del Poder Conservador y a resolver los problemas de exclusión social que había impuesto en la vida política, económica y social del país desde mediados del siglo XIX. De hecho, el primer Programa fue conducido por el Partido Radical entre 1916 y 1930 y su principal objetivo fue el de ampliar el espacio político para posibilitar la participación de los sectores medios de la sociedad y sentar las bases para la producción de energía dentro del país. El segundo Programa fue administrado por Gobiernos militares y civiles bajo directa supervisión de las Fuerzas Armadas durante el período 1930 – 1943. Contó con la participación de una selecta tecnocracia bajo control político de facciones modernizantes del Régimen Conservador. Su principal objetivo fue el de administrar en el país nuevos instrumentos de Política Económica para modernizar las estructuras económicas, generar empleos mediante planes de Obras Públicas y atenuar las consecuencias económicas, financieras y sociales derivadas de la crisis mundial del 29. En efecto, sus Políticas y Programas estaban destinados, básicamente, a incorporar en la gestión pública un conjunto de nuevos instrumentos de Política Económica para reducir las consecuencias derivadas de la significativa reducción de las exportaciones argentinas en el mercado mundial de carnes y productos agrícolas bajo directo control monopsónico de Inglaterra. Paralelamente el país adoptó un Plan Nacional de Obras Públicas para generar infraestructura y empleos; instauró el impuesto a los réditos y creó la institucionalidad necesaria para administrar la política monetaria, cambiaria y crediticia.
El tercer Programa de Gobierno destinado a insertar en la vida política y social del país la activa participación de la clase obrera y superar tanto las inflexibilidades del régimen conservador predominante en el país como las consecuencias económicas y sociales de la crisis mundial del 29 estuvo a cargo de dos sujetos históricos de real significación: el Poder Militar durante el período junio 1943 – julio 46 y las dos administraciones del Presidente Perón que gobernó el país entre 1946-1953 y 1953-1955 cuando un tercer golpe militar lo destituyó de sus funciones. Aunque cada uno de los tres grandes Proyectos Políticos referidos pudo materializar avances parciales en la consecución de sus objetivos ninguno pudo concretar la plenitud de su implementación. r plenamente sus objetivos propuestos. Desde lo político e institucional el peronismo trató de flexibilizar el Orden Conservador y abrir espacios institucionales para la orgánica participación de los trabajadores y sectores medios y pobres de la sociedad. Los propósitos referidos no pudieron alcanzarse plenamente.
Los hechos referidos, cristalizaron, en consecuencia, la vigencia hegemónica de una anacrónica y abusiva Cultura Conservadora de Poder que, al impregnar y deformar los valores y conductas de los sucesivos gobiernos, impidió la adopción de formas republicanas y democráticas de organización institucional y la aplicación efectiva de aquellos mecanismos constitucionales insertos en la Carta Magna para controlar y equilibrar el Poder. De hecho, tras el tercer golpe militar de setiembre del 55, el Poder Conservador retomó plenamente su plena hegemonía y mediante el uso de diversos mecanismos de presión e inducción controló y ajustó las riendas de los sucesivos gobiernos militares y civiles que administraron el país hasta fines del 2015.
Durante todo este largo período de 60 años Argentina experimentó la gradual desintegración en su superestructura política-institucional afectando el progreso económico, la gobernabilidad del sistema social y acelerando la degradación e involución del país. Aquel proceso se desencadenó por una diversidad de circunstancias internas y externas que llevó a buena parte de sus Gobernantes a abandonar sus roles tradicionales de Representación Formal del Poder usurpando las instituciones del Estado para ejercitar el Poder Institucional en defensa de aspiraciones mesiánicas, de valores pre-democráticos de carácter totalitario o de mezquinos intereses personales, grupales o partidarios. Por la praxis de tal metamorfosis, se situaron al margen de la norma constitucional, incumplieron compromisos asumidos con la ciudadanía y sometieron al capricho de sus decisiones arbitrarias los roles institucionales que debían cumplir las instituciones del Estado, la sociedad, las personas y los Factores Internos y Externos de Poder. Se transformaron, en mayor o menor grado, en Factores Autónomos de Poder acelerando la degradación institucional del país y sumergiendo a su economía en situaciones de caos e involución.
En el transcurso de 200 años de historia argentina, los conflictos no resueltos entre las mayorías sociales, los Gobiernos y los Factores internos y externos de Poder acumularon en el país un núcleo duro de problemas estructurales de naturaleza económica, social e institucional que, al permanecer sin resolución, amplificaron sus dimensiones y terminaron limitando fuertemente el desarrollo del país. El capítulo XIV tratará sobre este tema olvidado y permitirá referir algunas de las severas carencias que aún caracterizan al régimen constitucional, a la economía, demografía y al sistema político vigente. En particular, se tendrá oportunidad de reflexionar sobre la extrema concentración de la riqueza y de la demografía en la región central del país; la pérdida sistemática de sus recursos naturales, las inconsistencias de la política económica, monetaria, tributaria y fiscal; los vicios y deformaciones del sindicalismo y de las políticas sociales; la sensible dependencia económica externa en la gestación y administración del excedente económico y la extrema hipocresía que aún domina en la cultura institucional del país al denominar Federalismo lo que en verdad representa un caso extremo de país unitario, centralista, absolutista y arbitrario.
El capítulo XV expone el vigor de Siete claves para una interpretación integral de la historia argentina, incluyendo los años de guerra civil, de forzada integración territorial y organización nacional, de esplendor y progreso material y cultural, de transición y cambios estructurales hasta su última etapa de franca y dolorosa involución institucional, económica y social. Como conclusión dominante este capítulo enfatiza que desde mediados del siglo XX, Argentina perdió la brújula y descarriló. Inició su desplome integral y gobierno y sociedad, por caminos separados, sin la fuerza y atracción de un proyecto de país socialmente consensuado, continuaron su aciaga travesía hacia su autodestrucción y la nada atravesando sucesivos períodos de desconcierto, barbarie militar, tinieblas, grosera enajenación del patrimonio nacional, dependencia y populismo inconducente. ¿Quiénes fueron los responsables directos por tales sucesos? En todo aquel tiempo perdido el país no pudo recrear y estabilizar un apropiado marco institucional republicano y democrático para consolidar un Estado con Responsabilidad Social eficiente y responsable por la ciclópea tarea de organizar las energías sociales para reconstruir el país. ¿Hacia dónde se desplaza la sociedad argentina?
El Capítulo XVI, finalmente, utilizando las siete claves referidas en el capítulo anterior, presenta una interpretación integral de la evolución del país diferenciando la incidencia de los condicionamientos culturales, económicos y sociales que, gestados dentro y fuera del país, abrieron, a partir del siglo XIX, los sinuosos caminos de la historia argentina. Tiempos hubo en que aquel camino se borró y los senderos se perdieron en la nada provocando profunda desorientación ideológica en la dirigencia y desconcierto en la sociedad; hubo tiempos de extrema violencia social con profundos desentendimientos entre civiles y militares que quisieron transformar el país en un inmenso cuartel. Finalmente, hubo tiempos de esperanza democrática en que la sociedad confiaba en retomar definitivamente los senderos y caminos del progreso y la equidad. Lamentablemente, también aquel tiempo pasó acumulando nuevas frustraciones. Tras un largo camino de 205 años, la sociedad se encuentra, nuevamente, al borde de su desconcierto: ¿Es Argentina un país de desarrollo imposible? En cada uno de los tiempos históricos analizados en este capítulo ¿cuáles fueron sus principales condicionantes y contradicciones? ¿Cuáles serán los sectores sociales con mayores potencialidades de detener su degradación e involución para iniciar la gesta de reconstrucción nacional?