Producción literaria > Narrativa

Inédito I, Inédito II

Anvers, 30 de marzo de 1888
Vincent:
No he podido dormir desde que te fuiste de Anvers. Tu partida fue impetuosa, imprevista, por lo menos para mí, a pesar de que nuestros amigos, Emile, Seurat y hasta Paul, que tanto me consolaron estos días, me habían anunciado tu alejamiento. Mi amor, no quise ofenderte cuando tan apresuradamente dije que Rubens, a quien admiras tanto, logra con armonía pausada lo que tú desatas con esa inestabilidad vertiginosa. Ay Vincent, no sé qué dije. Sabes que soy atolondrada con la palabra. Qué sé yo de facturas, afinamientos, quiebres, texturas de luz y sombra.
Emile se sorprendió con tu frenesí con el blanco, la obsesión de la mancha violeta, esa mariposa oscura que todavía parece aletear en mi habitación. Pero yo, Vincent, solo quiero estar contigo. Vincent, mi amor, sueño con tu escalofrío y tu negrura. El ala de la mariposa me cubre donde el negro brota en esa sustancia que se va pegoteando con el blanco. Pero yo soy tu amarillo, el grano y lo que engrana. Tu molinera soy, quiero amarillear en lo que sesgo, el molino quiero ser, el aspa, tu espiga.
Te mando un beso tan grande, ahí, en el primer plano, donde el sol te está brotando. Noticias tuyas, rápido, aunque rasgues el papel y me llegue una estrella rota.
Te quiere
Claire

Inédito II

Inédito I
Anvers, 23 de mayo de 1888
Theo:
Vincent me ha escrito una horrible carta.
¿Qué pasó, Theo? ¿Qué insano error? Pudiste, finalmente, lastimarlo. Tus viejos sinsabores, la aparente paciencia, tu hipócrita ayuda. Te atreviste al fin. Te has confesado. ¿Es así? Nuestros encuentros. Banales, desprolijos, fortuitos. ¿Qué circunstancia elegiste, qué motivación, qué hora del día, qué color, preciso, del cielo? ¿Con qué palabra insolentaste el recuerdo, cuál fue el sonido de tu lengua, cómo comenzó a insinuar tu tosca carraspera la descripción de esa mañana que tu hermano reflejó en su paleta malva? Mi sombrero lila por el aire, la llovizna que nos mortificó un poco, nos encerró en una puntilla celestona, ese enjambre orbital, el azul en círculos de un mediodía que anochece. Dos hermanos violeta corriendo entre columnas de aire amarillo detrás de un arisco objeto alado, apenas un informe y flojo nudo de tules blanquecinos o un tenue recorte de luz que se asemeja a un sombrero casi rosa, tan vano que sólo sirve para mostrar lo que la acuarela diluye.
¿Es eso finalmente mi amor por Vincent? ¿Es tu desconcierto escéptico? ¿Una corola de flor que el aire apelmaza?¿ Un brusco y corto movimiento de roja pollera campesina que una rápida y torpe pincelada esfuma? ¿Eso crees?
Pobre pequeño Theo, cuánta descortesía.
Debo decirte que la mariposa ha explotado en pulviscular morado y sus pequeños lunares han descendido sobre mí. Ese puntillismo ha resuelto en tenebrosa ala el gajo oro que latía en mi espalda. Claire