MADRES
MADRES
No me gustan los murciélagos, les temo – dije yo- y me replicaste “sin embargo son las madres más amorosas que hay, basta sólo ver como protegen a sus hijitos”. Desde entonces los empecé a amar porque vos los amabas. Abrí mis alas, me escurrí del taparrollos de la ventana del piso 21 y volé, volé con mis ojos y mi figura de ratón hasta el campanario de la iglesia que era mi hogar.
Beatriz Minichillo