Poemas
SALIDA
Me aproximo al jardín
y al instante me atrae
el aroma sutil de un limonero.
Advierto complacido después
el brillo dócil de la luz
al recostarse a la par de la hora,
en tanto acrece allá a lo lejos
la bulla festiva de los niños.
Pero ya sé: tiene la historia
amargas certidumbres
y equívocos penosos cuando
el desamor se impone.
Mas hoy me obsede la mañana
y el aire se desvela y recompone
porque el cielo aparece
hecho todo de un azul infinito.
La vida es esto que se aleja
mas mi mano contrae aún el fruto
y me roza el olor del limonero.
ESTA ESPERA
Cuando pienso en el aire
se anticipa una pronta frescura
y cierto albor displicente en la luz.
Pero ahora, en este gris ahora
las hojas están quietas.
Nada se ofrece para un grácil vaivén
e inmóvil se halla el color de las flores.
Sólo existe este atisbo
y a su lado una duda.
Me inquieto pero nada sucede
y el espacio se torna más opaco.
Estoy por eso en un mismo lugar
y la hora fenece con pesado silencio.
Sin piedad una espera me agobia:
ésta de hoy, no la de ayer
ni la de siempre.
UN DÍA
Salgo ahora de mí y luego
me arrojo cauteloso en el día.
Apuro el paso en la vereda,
miro algún rostro y acompaño
este fluir nervioso de mi tiempo.
Al acaso aparece reflejada
la imagen afantasmada y gris
de mi magra figura y la canicie
notoria de mi pobre cabeza.
Cuento hasta diez pero antes
un palpitar extraño de mis ojos
acarrea un fulgor que alumbra
un montón de afanes relegados.
Intento un cambio y reordeno
en baja voz los conceptos caídos.
Y es poco lo que logro y acomodo:
a tientas voy por detrás de las horas.