Poemas de Eduardo Escalante
Esa otra longitud
girando sobre mí mismo, en este tiempo,
en ese tiempo. ecos llegan con gritos y silencios.
se meten en mis venas, pronunciando lo comprensible
y lo incomprensible. susurro de dolores y hastíos. cada
uno con su comienzo y fin o fin y comienzo.
Las cornisas son testigos de mis desvaríos y esperas,
conocen de las ondulaciones de mis pupilas,
saben del agua que se descarrió un junio a las nueve de la noche,
al otro día terminé en una jaula pegando palabras en la pared.
Mi mano atrapa al universo, lo envuelve en su solemnidad, lo deposita en un rincón. Saltan ratas
o lobos o cuervos o serpientes. No pueden sacarse
sus vestiduras ambivalentes. Los invito a tomar té
en la palma de mi mano. todos levantan la mano
me preguntan por mi nombre. no respondo,
juegan a la casualidad o la coincidencia. Y así,
hasta su infinito. Acá no importa si lo que veo es
lo que es. no hay relojes, hay baúles, y nadie muere.
El agua juega con la colina y se alegra con mi turbulencia.
Es otra la longitud de este lado.
Mirada
Me gusta
ese tu instante de inexactitud,
cuando miras por la ventana,
como queriendo tomar el horizonte
con tus ojos formando
una línea agotada
por el tiempo.
Y yo al lado
tratando de limpiar el vidrio