30 de abril, María Eugenia Rapp
30 de abril
Hoy se cayó contra mi espalda un anciano. Yo venía caminando por la Av. Sta. Fe, como una típica burguesa feliz; había cambiado un regalo de cumpleaños y de mi hombro izquierdo colgaba la bolsa amarilla de una tienda cara. Caminaba pensando en la tela azul y sedosa de la camisa que me acababa de probar. Me llamó la atención la trabajosa marcha del hombre, cuando pasé a su lado. Después supe que tenía además la piel muy blanca y como escamada, enrojecida en la frente; la barba y el cabello completamente blanco, los ojos muy claros, un leve brillo de sudor en la nariz, la expresión desorientada. Vestía pantalones anchos, gastados, sucios, y un abrigo medio roto. Cuando vi su ropa imaginé una habitación cruda y desordenada, con algunas prendas llenas de pelusa en el suelo, una sola habitación toda revuelta, la heladera vacía. Vivía sólo, no tenía a quién llamar. Eso se lo preguntaron dos veces y eso fue lo que respondió al policía que intentaba ayudarlo, cuando ya lo habíamos levantado entre varios y la empleada de un local había acercado un banco para que se sentara, un vaso de agua también. Se sujetó de mi espalda en la caída y por eso no se lastimó. Eso dijeron los otros que vinieron a ayudar. La bolsa amarilla de la tienda cara estaba arrugada y con las manijas rotas en el piso. No la reconocí cuando la vi ¿esto es mío? El viejo se expresaba con dificultad; la voz sonaba muy apagada y sin quiebres articulares, como si su boca estuviese tapada con un trapo. Me encontré haciendo de intérprete, mientras ataba las manijas de la bolsa, de alguna manera podía entender lo que él respondía; me encontré repitiendo su nombre, José, sus pocas palabras en voz alta. Pensé que no podía dejarlo allí, que por algo él se había caído contra mi espalda y no contra la de alguna otra burguesa de bolsa amarilla. Vivía solo, a diez cuadras de distancia. Cuando uno lo miraba, daban ganas de preguntarle de vuelta si era cierto que no tenía a quién llamar. Un milagro que no cayera diez veces más.