Desde Abajo

Noviembre 2010

Y el tiempo político paró en la madrugada de un 27 de octubre. Los días y horas que desde entonces transcurrieron, no lograron, todavía, que el país político y la elite dirigente pudiera despertar y percibir cuánto cambiaron las circunstancias desde que un corazón se detuvo en Calafate.

Aunque Gobierno y oposición continúan transitando las diarias rutinas de su existencia, el país real que late en el imaginario colectivo, suspendió sus emisiones por algún tiempo hasta que nuevas circunstancias posibiliten corporizar sonidos, palabras y sentidos.

El paso de las estaciones, gradualmente, posibilitará comprender las profundas razones por las cuales el país real quedó sin expresión aquel 27 de octubre. Desde entonces, las palabras del Gobierno, aunque emitidas con sonoridad manifiesta, mezclaron frecuencias y tonalidades perdiendo identidad y extraviando su sentido. Las palabras de la oposición también diluyeron sus colores, perdieron claridad, intensidad y se esfumaron en la nada. Las voces de los colectivos sociales enmudecieron.

El país real quedó sin emisión, sin conexión con el mundo exterior aunque su tiempo vital continúe transitando hacia adentro, navegando por luces y sombras, enfrentando angustias, penurias y alegrías, más lejos o más cerca de trayectorias previstas por quienes fueron representantes de tiendas políticas diversas. Permanecerá, por algún tiempo transitando por el lado oscuro de la luna en cuanto ejercite, en silencio, la praxis de su introspección creativa generadora de conciencia colectiva.

En el país virtual quedaron solo voces dispersas de políticos, ciudadanos, comentaristas y periodistas que poco expresan y que tardarán un tiempo hasta corporizar y trasmitir sonidos colectivos y sensibilidades reconocibles por las grandes mayorías. Talvez llegando la primavera del 2011 podamos asistir al milagro de un país real que retorne y nuevamente logre expresarse emitiendo sonidos y palabras provenientes de sus propias entrañas en su afán de cristalizar voluntades para construir un futuro mejor. Será el tiempo en que Gobierno y Oposición podrán recuperar sus sentidos, para escuchar a la sociedad antes que para ejercitar la palabra.