Desde Abajo

Septiembre 2009

Hacia fines del siglo XVIII gran parte de la población y riqueza del virreinato del Perú animaba la cultura del pacífico que cubría las regiones que en la actualidad pertenecen a Bolivia, Paraguay, noroeste y noreste argentino. Cual ironía de la historia, la situación social de Argentina en el 2009 registra que sobreviven en condiciones de pobreza alrededor de 15 millones de personas. Esta masa de población que sobrevive en los bordes del sistema económico se integra con familias procedentes de la cultura del pacífico, de la inmigración europea y de criollos lugareños que quedaron marginados del progreso galopante que impulsó la corriente cultural del atlántico a partir del siglo XIX. Los sectores de pobreza se concentraron, finalmente, en el conurbano bonaerense y en las periferias de las grandes ciudades de la región central.

La escandalosa magnitud de esta cifra junto a los altos niveles de concentración que registran los datos sobre distribución del ingreso confirman, definitivamente, que la Elite Política Dirigente, independientemente de su carácter militar o civil, radical o peronista, pudo preservar y acrecentar a lo largo del tiempo sus intereses minoritarios pero fracasó radicalmente en la gestión de las políticas públicas que pudieran haber beneficiado a las grandes mayorías sociales. Según los datos oficiales del INDEC, en 1974, las relaciones de ingresos medios entre los estratos 10 y 1 eran de 12,07 veces. (Estratos más pudientes y más pobres). En el primer trimestre del 2007 (último dato disponible), la misma relación alcanzaba 30.15 veces. La relación entre los estratos 10 y 6, (altos y medios ingresos) era en 1974 de 3,04 veces mientras que en el 2007 representaba 4,84 veces. Por último, las relaciones entre los estratos 6 y 1 en 1974, eran de 3,98 veces y en el 2007, 6,51 veces. Por la severidad de la crisis 2007/2009 que afecta al país, se puede inferir que los hechos referidos tendrían que haberse agravado. Registra la historia del siglo XX que los procesos más salvajes de violencia social ocurrieron en Alemania durante la década de los 30 cuando el indicador de polarización social entre los estratos altos y bajos de la escala de ingresos apenas superaba 10 veces. ¿Qué esperamos para actuar?

La pobreza y la exclusión en Argentina continúa siendo una realidad social sin teoría y el país no logra, todavía, consolidar liderazgos políticos capacitados para defender y representar sus intereses. Su ausencia sigue siendo la principal consecuencia de la barbarie cívico-militar desatada en la década de los 70 cuando paralizaron la vida de los partidos políticos y eliminaron o forzaron al exilio a cientos de cuadros políticos que venían incubándose en las organizaciones estudiantiles, universitarias, sindicales y en los partidos políticos progresistas.

En un país ya vencido por el fracaso y sin liderazgos socialmente reconocidos, talvez haya llegado el momento en que destacadas personalidades vinculadas al mundo de las instituciones más respetadas de la sociedad, – Iglesias, Consejos Profesionales, Academias de Ciencias, Universidades, Poder Ciudadano, – den un paso al frente y participen activamente en la formación de una Mesa de Reflexión sobre los destinos de Argentina destinada a amplificar con su voz la conciencia crítica de la sociedad respecto a la naturaleza y magnitud de los obstáculos a vencer para avanzar en la recuperación del país.

La persistente difusión y discusión de ideas bien fundamentadas por parte de personalidades ampliamente reconocidas en el país, tanto por sus conocimientos y aportes, como por sus dimensiones morales, podrá encausar las percepciones de la sociedad en torno a la imperiosa necesidad de avanzar en tres direcciones complementarias: En primer término, renovar y mejorar la actual elite política dirigente. En segundo lugar, instituir un nuevo marco normativo destinado a ajustar roles y responsabilidades de gobiernos, instituciones y sociedad para impulsar el desarrollo nacional bajo condiciones de inclusión y equidad social. En tercer lugar, eliminar, con explícito rigor punitorio, las fisuras normativas de la actual legislación por donde históricamente penetraron las astucias y abusos del poder político y económico y los genes de una anacrónica Cultura del Poder preñada de absolutismo, verticalismo, voluntarismo, nepotismo, centralismo e impunidad sin control institucional ni social.

Los pliegues de la Reforma podrán contener múltiples propósitos. Por su importancia estratégica, destacan los siguientes: incorporar en nuestra carta Magna nuevos mecanismos legales para perfeccionar el sistema político vigente; reestructurar la economía redefiniendo roles y responsabilidades del sector privado empresarial, del estado, y de los sectores social-comunitarios en los procesos de acumulación, producción de bienes y servicios, distribución del ingreso y creación de empleos en mercados privados y sociales; abordar, en su integralidad, la cuestión del desempleo y la pobreza; recuperar para el estado nacional su soberanía sobre los recursos naturales; implantar el federalismo fiscal y adoptar nuevos modelos de gestión institucional en todo el territorio para racionalizar el gasto público y asegurar el desarrollo armónico de todas las regiones. Una Agenda tendría que ser elaborada para especificar los temas a ser tratados por la Asamblea Constituyente. Su amplia difusión en todas las provincias permitirá reencausar y enriquecer el diálogo entre instituciones, partidos, gobierno y sociedad respecto a los temas prioritarios para el desarrollo nacional. 1

La amplia difusión de las ideas surgidas en una Mesa de Reflexión amplificará la conciencia crítica del ciudadano común y podrá transformar las elecciones del 2011, realmente, en un hito histórico dentro del proceso de transformación política y social del país.

1 Véase, Manuel Figueroa, Argentina entrampada. Editorial Piso 12, Buenos Aires, 2004