Impiedad
Cuando se extreman los
sentidos
la lluvia arrastra
la estancia del silencio.
Se lleva la huella
de los pies desnudos
la lágrima estéril que gime
colgada del último incendio
de la tarde.
Las calles entonces
se pueblan de cuerpos lacios
de niños raídos
con ojos de vacío.
Vacío de soles
caricias y abrazos.
Y vos
desde la vidriera
querés condenar la vida
celebrar la muerte.