
la Facunda
la Facunda, título de este libro y primer relato, anuncia desde el aljibe con el que hace su trenza, con ese pelo como iguana, en el patio que es el lomo de la iguana, las múltiples sinuosidades por las que puede resbalar, los distintos espacios a los que se accede en este continuo y sutil juego de formas y lenguaje que propone Edda Sartori. Entre lector, y déjese atrapar por el ritmo de la prosa, a veces alucinante, como en Santino sin profecía; a veces exótico: Hoy teje Antonia Paternós, canta Angiulina Turenti; otras conciso, como en las Estampas y Estampitas; asombroso, en Don Segundo y sus lunes. Sumérjase en otro tiempo a través del intertexto de los Entreactos, o el Crimen de Stevenson. Sufra los celos tristes de Otello de Acto Seguido y cuando lea, lector, el último relato, acepte la invitación implícita que le hace Edda Sartori al terminar su libro con un así como te lo cuento, sin punto, y retorne a las iguanas, a las vueltas alrededor del aljibe de la Facunda, y recomience el disfrute de esta escritura singular.
Mireya Keller